
Dicen que hace algunos años regreso por estos lares un Ángel que vestía traje de Hombre, que pasaba sus días, entre libros y observando a los mortales,
dicen que buscaba una compañera, pero ninguna parecía la adecuada
los ingenuos y poco entendidos decían que no era un hombre común, incluso mucho lo llaman, Mi Señor.
Asi pasaron sus días curioseando, jugando con los mortales, con sus mentes, con sus credos, envolviendolos con la ternura de sus ojos, con lo suave de su verbo y la agudeza de sus sentidos,
un día, se topo con una criatura vestida de mujer, su origen es desconocido, solo sabemos que pasaba por sus días mas tristes.
El Ángel se fijo en ella, tal vez la reconoció como igual, tal vez se quedo enganchado a su mirada, tal vez.
El le susurro al oído y curo sus heridas, la envolvió en sus brazos y le devolvió la chispa a sus ojos, la embriago con su aroma y ella recupero la confianza, la tomo de la mano y la hizo feliz.
Ambas criaturas similares sabían de sus espíritus libres y que no era el tiempo de echar raíces, saben que los eclipses de dan cada cierto tiempo, por eso son hermosos y mágicos.
Se dice que desde ese día ellos hicieron un pacto, cuando el la busca ella lo acoge y cuando ella lo necesita, el la cuida desde el lugar que este.
No podemos precisar el origen exacto de ambos seres, ni el color exacto de sus alas, si son blancas, negras o jaspeada, ni tampoco el tiempo exacto que tienen en estos lares, o desde hace cuantos años su pacto esta vigente, solo podemos decir que con el tiempo este se hace mas fuerte como la energía que emanan estos seres.